Milongas y cantinas, los consejos para un viaje “bien porteño”

Cada vez que recibe huéspedes en su departamento de San Telmo, Alfredo siente que tiene una misión por delante: lograr que se lleven una experiencia “bien porteña” de la ciudad de Buenos Aires. Por eso después de darles la bienvenida personalmente disfruta de sugerirles itinerarios siempre llenos de color local. “El que viene de afuera busca comer carne argentina e ir a un show de tango, pero a mí interesa que se lleve un poquito más”, dice.

Alfredo es bailarín profesional de tango y por eso conoce como nadie el circuito por el que se mueven los amantes genuinos del 2×4. Llevados por sus recomendaciones, sus huéspedes conocen las milongas más tradicionales de la ciudad y aprenden a bailar rodeados de parejas argentinas. Algunas veces, incluso, disfruta de acompañarlos personalmente a dar sus primeros pasos. “Me gusta transmitir la pasión que tengo por el baile, que para mí es un estilo de vida”, cuenta Alfredo, quien heredó el amor por el tango de su abuelo.

Recuerda una vez que una pareja de huéspedes australianos le pidió ir a verlo a uno de sus shows, en un espacio fuera del circuito comercial, y recuerda también lo agradecidos que estaban después del evento. El hombre era fotógrafo y se pasó la noche haciendo capturas de ese lugar, fascinado con el ir y venir de piernas. La mujer, que se dedicaba a la pintura, le hizo llegar luego una acuarela de él bailando, hecha a partir de un retrato que tomó su marido.

 

Me gustó mucho ese gesto y quedamos en que si nos volvemos a cruzar en alguna parte del mundo me va a dar el original. Me enriquece eso de las personas, que haya un ida y vuelta y yo pueda ofrecerles algo más”.

Su departamento está en el corazón de uno de los barrios más tradicionales de la ciudad, San Telmo, y queda muy cerca de puntos ineludibles para quien visita Buenos Aires por primera vez. Tanto como el tango, Alfredo ama la gastronomía local y por eso también sabe de cantinas y parrillas escondidas de la ciudad, de las que sus huéspedes vuelven felices.

Gracias a los ingresos extra que comenzó a percibir por compartir su casa a través de Airbnb, Alfredo pudo ir cubriendo los gastos necesarios para refaccionarla y ponerla cada vez más bonita y cómoda para sus huéspedes. “Me preocupo por los detalles para que sea un hogar, como a mí me gustaría que sea como cuando yo viajo” ”, cuenta.  Lleva apenas unos meses en la plataforma pero ya se ha convertido en Súper Anfitrión. De todos modos, se sigue esforzando “No me siento en los laureles ni digo ya está, siempre estoy pensando en qué puedo seguir mejorando para que las personas se sientan a gusto”.

Alfredo cree que compartir su casa con viajeros significa un ida y vuelta donde él comparte lo que tiene, pero también aprende de los otros.  En poco tiempo ha alojado a huéspedes de Brasil, Chile, Bolivia, Canadá, Francia, Australia y Colombia. “Me enriquece el contacto con las personas y sentir cuáles son las expectativas que tienen. Más allá de las cosas que buscan por estar en un nuevo lugar, me importa que se sientan bienvenidos. Ese es mi objetivo”.

 

Conocé a Alfredo, anfitrión de Buenos Aires

Argentina es el hogar de una vibrante comunidad de anfitriones que en el último año recibió en sus casas a miles de viajeros provenientes de 147 países. Alfredo es uno de ellos. El es bailarín de tango y cuando recibe huéspedes en su departamento de San Telmo no solo busca que se sientan bienvenidos, sino que puedan vivir una experiencia “bien porteña”.

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