María José, la anfitriona que hace que la cultura salteña viaje por todo el mundo

Compartir, conocer, crear, descubrir y comunicar son algunos de los verbos que describen a María José. Ella nació y se crió en Salta. Cuando terminó el secundario se fue a estudiar a Córdoba. Allí vivió 15 años, pero en el último tiempo empezó a tener dificultades para pagar el alquiler. Entonces, como el departamento era lo suficientemente grande decidió compartirlo a través de Airbnb y a partir de eso pudo solventar los gastos.

Un año después se mudó de vuelta a Salta para estar más cerca de sus padres. Como es de espíritu inquieto y siempre está pensando un nuevo proyecto decidió remodelar la casa antigua en la que también vive su papá. Una casa de casi 100 años de antigüedad ubicada en el casco viejo de la ciudad. El compartir parte de la misma en Airbnb, le permitió poder empezar a pagar los arreglos necesarios para reciclarla.

A medida que fue transcurriendo la obra, Majo descubrió que nunca había hecho algo propio con sus ideas ni de la forma que ella quería. Pero eso fue el click que le hacía falta. Majo se empezó a aferrar mucho a la casa y pensó que compartiéndola a través de Airbnb, además de hacer un ingreso extra podía darle otro sentido a los espacios del hogar.

“Yo vengo de trabajar en el ámbito cultural y mi cabeza siempre va hacia eso. Decidí hacer una pequeña convocatoria por redes sociales y muchos artistas salteños me escribieron para  exponer sus obras. Así conocí un montón de artistas y estuvo genial. Me hice una agenda de lo que más me gustaba y de lo que conceptualmente iba con la casa.”

María José.

Desde ese momento, Majo expone en su casa cuadros de artistas locales para que se difundan otras aristas culturales de la ciudad. Ella les explica a los huéspedes sobre cada obra y ahí es cuando empieza un intercambio cultural sin fin: qué representa esto, aquello, cuáles son los pintores favoritos de su país. “Los huéspedes se relacionan genial con esto. Se llevan datos del artista y se contactan. Por ahí es una sorpresa para ellos porque no sabían que se podían encontrar con eso.”

Ella tiene una gran pasión por la cultural local y eso la llevó a formar parte del Club de Anfitriones de Airbnb en Salta. Allí piensan diferentes recomendaciones para que sus huéspedes puedan visitar y conocer más la provincia. Meses atrás organizaron su primera caminata para recorrer los comercios de la zona del Convento San Bernardo y la repitieron unas semanas después en otra zona de la Ciudad. El resultado fue un mapa que da a conocer diversos comercios. Con esto también se ve el espíritu de colaboración entre anfitriones y emprendedores locales.

Además de compartir anécdotas y costumbres lugareñas, María José construyó  varias amistades. Una de ellas fue con su tercera huésped, una alemana: Miriam. “Salíamos bastante. Conocía a todos mis amigos. Ella al año siguiente se casó y me invitó a su casamiento. Justo yo entraba a un trabajo bastante importante, también tenía responsabilidad y era imposible ir a Alemania. Lamentablemente no asistí pero hasta el día de hoy nos escribimos y tenemos la mejor onda”.

También conoció a Alejandra, de Córdoba. “Ella trabaja con una asociación protectora de animales. Se lleva a Córdoba caballos que estuvieron en situación de abandono y los rescata. Con ella, quiero ver si hago un voluntariado porque me parece genial lo que hace con los animales.

Una de las enseñanzas que descubrió, y por eso recomienda Airbnb, es que aprende muchas cosas de sus huéspedes de distintas partes del mundo siendo esta una forma de promover la tolerancia “Eso me parece clave en una situación global de mucha hostilidad, discriminación. Es una buena forma de abrir tu casa, de abrirte a nuevas experiencias.”, asegura Majo.

Comunidad de Airbnb en Salta

En 2017 se registraban 500 anfitriones de Airbnb en Salta que recibieron 15.000 llegadas de viajeros. El anfitrión típico obtuvo $ 26.500 anuales por compartir su espacio. Además, el 57% de los anfitriones son mujeres.